I
Lisa, gran educador, filósofo y artista completo, fue mi maestro.
Esteban Lisa nació en España, en la región de Toledo. En 1.895, A los doce años emigró a la Argentina, llegó a Buenos Aires para residir en la casa de un tío paterno. Sus primeros pasos como alumno los dio en la Escuela Beato Angélico que dirigía Fray Guillermo Butler. De muchacho, en la Escuela Superior de arte se entregó al estudio serio del color y junto a su compañero Juan Del Prete –años después consagrado artista internacional–, fue un aventajado alumno. Más tarde, además de pintar, cosa que hacía todos los días, aún en momentos de dolor como nos confesó alguna vez y hasta con lágrimas en los ojos, dedicó gran parte de su tiempo al estudio de la filosofía y a la enseñanza. En la evolución de sus obras mucho tuvieron que ver sus principios filosóficos. Ya casado, su esposa, doctora en Filosofía y Letras, Josefa Pierini influyó en su concepción mística de la vida a través del arte. Era oriunda de la ciudad de Dolores; delgada, un tanto desaliñada y de un hablar lento y pausado. No había tenido hijos y con nosotros era cálida, cariñosa y nos halagaba dándonos un trato casi maternal. Estuve muchas veces en su casa y en ocasiones con algunos compañeros a ella y a Esteban –como ella lo llamaba–, los invitábamos a tomar algo o a cenar afuera.
Pese a su transparencia, muchos pensaban que su vida era hermética y enigmática. En 1.955 funda la Escuela de Arte Moderno “Las Cuatro Dimensiones”, en la avenida Rivadavia, cerca del Congreso Nacional. Los alumnos de la primera hora, seguidores fieles, formaban un núcleo cerrado alrededor de su maestro. Los que no soportaban sus exigencias o no resistían el ritmo que imprimía quedaban afuera sin que nadie los echara. Por eso fuimos pocos los que seguimos junto al profesor. Con el paso de los años, un cuarto de siglo después, después de su muerte conmigo continuaron siempre unidos aún sin su guía: Horacio Bestani, Clara Diament, Isaac Zylberberg, Osvaldo Alcoceba, Miguel Beraldi y los Malogrados, Juan Vázquez y Gregorio Golowesco.
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