sábado, 7 de noviembre de 2009

Cuentos

VII

Cuentos.

Entre los que llevo escritos, hay docenas de cuentos que son docenas de historias diferentes. Tienen distinta extensión y están confeccionados con tela de distinto paño. Entre ellos, hay crónicas reales, narraciones fantásticas. Los hay policiales y autobiográficos, cuentos históricos y de ficción. Varios se desarrollan en España, en la región de Almería, por eso son regionales, y con el gracioso decir de los andaluces se desarrollan a principios de 1.900. Otros se desenvuelven en el mismo siglo, pero la década del treinta. No faltan los humorísticos ni los testimoniales. Algunos son intimistas y confidenciales, y varios guardan mensajes optimistas para la gente mayor.

Aquí dos cuentos cortos

Y un cuento brevísimo



EL PLANTÓN

—¡Carajo!, empecé a levantar presión. Ya estoy hablando solo, el mozo me está junando. Me puse bastante chivo; no es para menos, media hora de plantón en la mesa déste bar. (Serenándose) Pero vale la pena, la mina que espero es un lujo; abogada, joven, rubia, alta, simpática, elegante; por si fuera poco es un budín y asimismo parece que está bien forrada. La conocí en la gomería cuando vino a darle aire a las gomas del Mercedes que maneja. Seguro que me la impresioné cuando no quise agarrarle propina. Tenía la radio prendida con una musiquita muy linda; le batí que no la conocía y me dijo que era el Claro no se cuanto de Ventobe, o algo así. Esta es nuestra primera cita. Soy sotipe, medio groncho, pelo duro. ¡Qué envidia me van a tener en el barrio! Les viá tapar la boca a los que dicen que soy fulero y me llaman salamín. Se que soy tímido; que no tengo labia y mi pilcha es bastante rasqueta, pero es limpia y no tiene la baranda del mameluco que uso pá laburar. Nunca había oído a Ventove porque solo escucho cumbias; cultura no tengo y ortiban que soy medio analfabestia.

Una hora después. —Esta cosifai, ¿habrá tomado mi invitación en serio o me habrá agarrao pal churrete? ¿No habrá aceptado por joda? ¿Vendrá?



3 CARTA CERTIFICADA

Buenos Aires

Sábado 5 de julio del año 2008

Mi querida Marta:

Tenemos una cita; dentro de una hora deberíamos encontrarnos en el Aconcagua porteño –el Obelisco–. Lo siento, no voy a poder ir. Aún estoy en casa sin afeitar. Todavía no me bañé ni cambié. Ni saliendo ahora mismo llegaría a tiempo al lugar del encuentro.

Te escribo éstas líneas para pedirte que no vayas. Para asegurarme que vas a recibir esta carta, la pongo en un sobre azul y la voy a mandar certificada

Siempre tuyo: Francisco


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